El alquiler es todavía una figura comercial poco desarrollada en nuestro país, porque el comportamiento social ha potenciado más la compra y ha estimulado sentimiento de propietario, aunque en los últimos años la expansión del alquiler ha sido espectacular en una gran ciudad como Barcelona. Desde el punto de vista profesional obliga al agente inmobiliario a una gestión de perfecto equilibrio entre el propietario y el inquilino. Las dos partes son muy sensibles, porque el objetivo de cada una de ellas es diferente, pero al mismo tiempo es compatible, pues están obligados a entenderse, aunque el margen de negociación es estrecho.
Nadie plantea una operación económica imposible, porque en el caso del alquiler el mercado ajusta cada día el precio y por lo tanto las diferencias son cortas. Los pequeños detalles, no más de tres, son los que determinan el cierre de una operación. Es una buena solución para el propietario y para el inquilino, aunque con matices si hablamos de una vivienda, local, oficina o parking. Las diferencias nos las marca el propio producto y el fin de un buen acuerdo-contrato entre las partes. La empresa Dolme tiene muy claro todos estos conceptos y por lo tanto se presenta como una garantía, tanto para el propietario como para el inquilino. Somos parte de la solución y nuestra oferta incluye la administración del inmueble tras el cierre de la operación comercial.